Tampoco es algo imposible, y la gran diferencia solo es la cantidad de recursos económicos de que se pueda disponer, la necesidad que se tenga de contar con esta clase de armamentos de destrucción masiva, y el deseo de sobresalir como una súper-potencia en el terreno bélico.
Afortunadamente México no vive con miedo, y aunque no es una moneda de oro que le pueda caer bien a cualquiera, la nación vive sin sobresaltos, de no ser por la existencia de sus propios conflictos internos [problemas locales, que van desde la ignorancia, la pobreza, la injusticia social, la corrupción, la intolerancia, la impunidad, los malos gobiernos, y el narcotrafico]. Pero creo que esto pasa casi en cualquier parte del mundo.
Hipotéticamente pudiera volver a ocurrir una guerra con Estados Unidos de Norteamérica, pero aun esto no nos quita el sueño, pues sería un conflicto que antes de dar inicio estaría perdido para los norteamericanos. Una guerra en la actualidad consume una gran cantidad de recursos que ni México ni Estados Unidos pueden darse el lujo de sufragar, tan enorme que representaría el declive definitivo de USA como la primera superpotencia.
Por otra parte en el caso de anexar nuestro territorio al de Los Estados Unidos, como lo hicieron en otra época con más de la mitad de nuestro país, estarían también endosando a más de 120 millones de mexicanos, que aunados a los casi 90 millones de latinos que viven actualmente en esa nación, vendrían a ser la mayoría en comicios electorales, lo que les daría el poder político en Los Estados Unidos.
Bueno., todo esto viene al caso en vista de la paranoia Yanqui, que ha dado en especular que México tiene en la actualidad o ha tenido un gran desarrollo en materia de misiles nucleares, que probablemente estén a resguardo en algún lugar en el desierto de Sonora. Sin tomar en cuenta que el sitio más indicado sería la llamada “Zona del Silencio” en el Estado de Durango, donde por alguna causa sin identificar no pueden penetrar señales electromagnéticas, de no ser las de la radiación solar, o los rayos cósmicos.
La realidad es que… Si bien es cierto que en los años 60s el presidente de La república Gustavo Días Ordaz dio la autorización de crear La Comisión Nacional del Espacio Exterior [CONAE], su existencia era necesaria dadas las condiciones geo-políticas que existían en aquellos días.
Por lo tanto, fue México el 3er país en poner cohetes en órbita después de Rusia y Estados Unidos, que con el nombre de SCT-1 el primero y SCT-2 el segundo fueron lanzados al espacio exitósamente en aquella década.
Esto era muy importante para México por varias razones. 1ª. Que se cernía seriamente la amenaza de una tercera guerra mundial, después de la crisis de los misiles en Cuba entre Rusia y Estados Unidos. 2ª. Que existía la advertencia por parte de la URSS de atacar a todos los aliados de USA en caso de un conflicto bélico, y aunque nuestra nación realmente nunca había sido aliada directa de ese país, si lo es de forma natural, pues una guerra en territorio norteamericano, necesariamente involucraría a sus vecinos, que en este caso son Canadá y México.
Hasta entonces nunca se contó con la ayuda o asesoría de parte de otros países para realizar esta empresa, todo se gestó con recursos propios, y la logística e investigación fue llevada a cabo por científicos mexicanos. El verdadero propósito era contar con una base de poderosos misiles, a los que se planeaba instalar ojivas nucleares, a más tardar para el año de 1974.
El plan fue aprobado por el gobierno de la república en 1968, y científicos de la UNAM [Universidad Nacional Autónoma de México] supervisados por altos mandos del Ejército Mexicano, lograron enriquecer el Uranio [del que México cuenta con importantes reservas en su territorio] con el que se planeaba llevar a cabo el proyecto.
Y entonces acontecieron una serie de circunstancias, no todas al parecer obra de la casualidad, que obligaron al país a posponer indefinidamente el plan que se había trazado…
Había cobrado fuerza la propuesta hecha durante el gobierno de Adolfo López Mateos para la prescripción de armas nucleares en América Latina y el Caribe, cuya iniciativa se aprobó en Tlatelolco en 1967 y cobró vigencia a partir de 1969.
Todo giraba en torno de una gran agitación nacional, pues estaba en puerta el compromiso de celebrar los juegos olímpicos de 1968 [para lo que se desvió una gran cantidad de recursos económicos], y posteriormente La Copa Mundial de Futbol de la FIFA en 1970.
Y de "la nada" aparecieron intrigas desestabilizadoras que dieron al traste con los planes estratégicos de la nación [que aún persisten desafortunadamente hasta nuestros días]. Me refiero a los conflictos estudiantiles de 1968 y 1971 [de los que nunca se supo con exactitud cuales fueron las causas que los originaron], y a las sucesivas crisis económicas, algunas veces propiciadas por errores del propio sistema, y otras ocasiones orquestadas desde el exterior por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, los acreedores contratados, y los propios burgueses con-nacionales.
Sin embargo, aunque en apariencia el propósito de crear una base de armamento atómico había quedado atrás para siempre, esto no parece haber sido así, como atestiguan algunas investigaciones
Se especula que en plena ebullición de la segunda guerra mundial, existía en el país un pequeño grupo de científicos México-alemanes, que aparentemente eran simpatizantes de los planes de Adolph Hitler, por lo que con frecuencia solían viajar a Europa e intercambiaban ideas e información con los asesores del Tercer Reich, cuando en realidad trabajaban para la CIA, que a través de estos valiosos informantes obtuvo los datos técnicos necesarios para que los Estados Unidos pudieran desarrollar su programa nuclear, en tanto que gran parte de ese conocimiento fue a parar a manos del gobierno mexicano y de La Universidad Nacional Autónoma de México.
Y mientras que por una parte estaba siendo aprobado el plan propuesto por el canciller Alfonso Garcia Robles para la prescripción de armas nucleares en América Latina y el Caribe [conocido como Tratado de Tlatelolco], el presidente en turno que en esos años era Gustavo Días Ordaz había ya dado su aprobación para que se construyeran misiles en México en el año de 1968, lo que al parecer fue llevado a cabo, pues se dice que se manufacturaron entre 6 y 8 cabezas nucleares, fuertemente apoyados por el gobierno de Israel, que por entonces intentaba conseguir la mayor cantidad de simpatizantes, en vista del cerco establecido sobre esa nación por los países árabes, aliados y asesorados por el gobierno de Rusia.
Las razones evidentemente eran estratégicas, a Israel le urgía desarrollar un programa nuclear por las razones antes citadas, pero no lo podía hacer abiertamente en su propio país por distintas razones, entre otras [el tamaño de su territorio, el estado de guerra permanente que aún prevalece, y el minucioso escrutinio a que ha estado sujeto por la Organización de Naciones Unidas]. No obstante no solo buscó en México apoyo solidario, sino que también lo hizo con naciones de otras partes del mundo, una de esas naciones fue Sudáfrica. Por lo que apropiadamente se puede decir que existió, por algún periodo de tiempo, una conspiración triangular, entre México, Israel, y Sudáfrica.
Esto se confirmó a raíz de un incidente bastante polémico que se suscitó luego de que Estados Unidos pusiera en órbita el satélite de reconocimiento Vela-5A, que tenía como propósito detectar rastros de explosiones nucleares en cualquier parte del mundo, y a juzgar por los resultados lo hizo satisfactoriamente, pues en poco tiempo detecto la de la isla Crozet perteneciente a Francia, y la que ocurrió en la Príncipe Eduardo que se le adjudicó a Sudáfrica.
Por otra parte no solo el Vela-5A, sino también una cuadrilla de aviones caza UWC-135-B norteamericanos emplazados en el pacifico, así como el observatorio ionosférico de Arecibo en Puerto Rico, detectaron la radiación y captaron la típica imagen de una doble burbuja provocada por una explosión atómica en la diminuta isla Boubet de 40.000 km cuadrados [inhóspita y casi en medio de la nada], situada a 1700 kilómetros de la Antártida y a 2700 de la costa sudafricana, perteneciente a la corona noruega.
Todo cabe dentro del terreno de la especulación, pero hay algunos hechos que nos llevan a la reflexión, y nos hacen plantear diversas interrogantes ¿por qué México dejó de participar en el ámbito y los foros internacionales, si anteriormente su voz era escuchada y sus opiniones bastante reconocidas? ¿por qué ha abandonado una y otra vez las intenciones de desarrollar su propia tecnología desde principios del siglo pasado, cuando ya se tenía una vasta industria metal-mecánica, y elaboraba sus propias armas, aviones, trenes, y vehículos militares? Y aún en fechas recientes después de tener instalado en Ciudad Sahagún [en el Estado de Hidalgo] un importante centro de desarrollo tecnológico donde se fabricaban autobuses, carros de ferrocarril, camiones para transporte pesado, vagones de tren suburbano, etc.
¿Por qué dejó en el olvido el proyecto Aero-espacial de la CONAE y la idea de fabricar misiles nucleares?, y lo único que se sabe en cuanto a este último tema es que después de que fue creado en 1970 el Instituto Nacional Para La Investigación Nuclear, este se ha dado a la tarea de enriquecer Uranio con el supuesto propósito de proveer de este material, a la única planta nucleoeléctrica que tiene instalada el país en Laguna Verde, en el estado de Veracruz [que para estas fechas parece estar obsoleta].
Según fuentes de inteligencia de Estados Unidos, esto se ha llevado a cabo de forma sistemática y en grandes cantidades, que si fueran usadas para equipar armamento bélico, sería suficiente como para destruir al planeta unas 200 veces, por lo que ha surgido de nuevo la intriga, el temor y el reclamo por parte de Los Estados Unidos para que México destruya o le ceda voluntariamente esa gran cantidad de material radioactivo. Y al respecto en 2010 Calderón y Obama parecen haber llegado a un acuerdo, que no fue aprobado por el senado de la república [ni creo que deba de hacerlo], porque aunque así fuera en muy poco tiempo el país volvería a contar con importantes cantidades de este valioso elemento.
En cuanto a las “explicaciones” que los voceros del gobierno argumentan de porque México ha abandonado sistemáticamente diferentes proyectos, estas parecen razonables y suenan bastante lógicas, pues se sostiene que simplemente no podrían competir con otros productos en el ámbito internacional y había que sostener su infraestructura a base de subsidios ¿pero que acaso no es esa la misma situación por la que han pasado muchas empresas en otros países antes de tener tecnología de punta como para capturar el mercado?
En realidad no hay una explicación valida al porqué de estas absurdas actitudes por parte de México, y todo aparece como Top-Secret en las altas esferas gubernamentales. Como el caso de los Drones, que antes de que se hicieran populares en todo el mundo, México ya disponía de esta clase de artefactos tecnológicos, en apariencia inofensivos [fabricados por el ejército], desde hace ya muchos años.
Por último., en cuanto al tema de los misiles nucleares construidos en México ¿esto es pura fantasía? ¿o es un secreto a voces? que nos han querido ocultar, como tantas otras cosas, no solo en México sino en diferentes partes del mundo.
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